Diosdado Cabello se transformó en un elefante en una cristalería y arremetió contra el gobierno de Juan Manuel Santos por haber recibido en su despacho al gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski.
Entre las frases que disparó el teniente que preside la Asamblea Nacional destaca la que afirma que el mandatario neogranadino al recibir al líder opositor demuestra que no quiere paz para Venezuela, asomando que estaría dentro del deseo de Santos un golpe de Estado contra Nicolás Maduro.
En opinión de Cabello, el encuentro del candidato presidencial que le roncó en la cueva a Nicolás Maduro el 14-A con el mandatario colombiano (aun cuando no es la primera vez) es una traición de éste a los esfuerzos que hizo el fallecido presidente Hugo Chávez por la paz en Colombia.Hasta reveló que el finado había dicho al colombiano que no descarrilara las relaciones, en abierta amenaza "diplomática".
Como siempre, los chavistas quieren ganar indulgencias con escapulario ajeno. Entre sus palabras, Cabello le concedió al mandatario colombiano el derecho a reunirse con quien quisiera, menos con Capriles, porque éste es un "fascista", lo que realmente parece una autodescripción. Es decir, que el presidente soberano de un país soberano tiene derecho a hacer lo que le dé la gana, excepto aquello que a mí no me guste.
Bonita manera de demostrar respeto por la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia extranjera. A Diosdado se le olvidó que Juan Manuel no es Evo, ni tampoco Piedad. En otra parte de sus declaraciones, el teniente afirma que ese encuentro es un ataque contra Venezuela, confundiendo el país con la parcela en la que se encuentra él.
Hay que puntualizarle, porque estamos seguros que no es un olvido, que Capriles recibió el pasado 14 de abril, según los dudosos números del Consejo Nacional Electoral, el respaldo de casi la mitad de los venezolanos, por lo que cuando acude a entrevistarse con algún presidente de otro país o con políticos de otra nación no está atacando a Venezuela, está recordándole a esos gobiernos que la administración de Maduro se comprometió con la Unasur a realizar una auditoria de los resultados electorales que despejara todas las dudas existentes, compromiso que no ha sido cumplido por el ente electoral que preside Tibisay Lucena.
Cabello parece no haber superado la derrota que le propinó Capriles hace más de cuatro años en Miranda, cuando salió con las tablas en la cabeza. Por eso señala que el gobernador de Miranda no cumple con su trabajo porque viaja, pero los mirandinos, que saben de su gestión, lo ratificaron en el cargo en diciembre pasado.
Debe ser entonces que, según Diosdado, cuando Nicolás se va a otro país el gobierno se queda acéfalo y sin nadie al mando. O tal vez esta declaración es otra jugada de Cabello para sabotear la gestión de Maduro, otra más que se suma a las que relató Mario Silva.
El teniente debería ocuparse de que la Asamblea que preside se dedique a legislar y a controlar al Ejecutivo, investigar a las empresas de maletín que se beneficiaron de los dólares de Cadivi, según narró su pana el hojillero quien lo acusó de tener como único interés "el poder y los reales", y dejar las relaciones internacionales del país al otro derrotado de Miranda, el canciller Elías Jaua, a nombre del Gobierno.
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