1/08/2014 05:12:00 p.m.
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Mi más sincero deseo es que todos los habitantes de este hermoso país tengan un año 2014 pleno de felicidad y éxitos en todos los aspectos de la vida, muy a pesar de los oscuros nubarrones que se ciernen sobre el cielo de la patria. 

Y es que si 2013 cerró con más de 24.700 asesinados por la violencia criminal, con una inflación del 56% que en el renglón de alimentos es de 79%, con un índice de escasez del 22%, una caída sostenida de las reservas internacionales, una desaceleración del crecimiento de la economía, un incremento de las importaciones que se acompaña de una caída drástica de nuestras exportaciones y una crisis crónica de los servicios públicos, especialmente grave en el sector salud, entre otros datos negativos; el año 2014 se anuncia con no mejores augurios.
Lo que se vislumbra en el horizonte del país es la aplicación de un plan de ajuste neoliberal, orientado a reducir un déficit fiscal absolutamente paradójico en tiempos de la mayor bonanza petrolera y fiscal de nuestra historia: aumento del precio de la gasolina y demás productos derivados del petróleo, una nueva devaluación de la moneda, más endeudamiento público con el agravante de la entrega de nuestras reservas de oro como garantía del crédito e incremento de las tarifas de los servicios públicos; son solo algunas de las medidas que el gobierno nacional estará implementando en las próximas semanas y meses.
Los resultados de la aplicación de este plan serán: una inflación más grave que la padecida hasta ahora, mayor escasez de productos básicos, incremento de las importaciones mientras se contrae más nuestro aparato productivo, mayor endeudamiento externo, mayor entrega de nuestras fuentes de riquezas naturales (petróleo, hierro, bauxita, oro y otras riquezas mineras); todo lo cual hipoteca aún más nuestra economía, compromete nuestra menguada soberanía nacional y deteriora la calidad de vida del pueblo. 
Su correlato será más desempleo y subempleo, una pérdida mayor del poder adquisitivo del salario, negación a discutir las contrataciones colectivas vencidas y a cancelar pasivos laborales, negación de presupuestos justos y suficientes para la educación y la salud. Y un clima de mayor descontento que agudizará la conflictividad social presente.
Demagogia, represión y autoritarismo serán las respuestas a las demandas populares por parte de una clase política gobernante que, sin embargo, navega en la opulencia, la ostentación y la corrupción. ¡Feliz año 2014!

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