1/21/2014 03:16:00 p.m.
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Una sociedad acorralada por la inseguridad, el costo de la vida y la escasez, que se va cargando de incertidumbre, descontento y tensiones sociales, ha obligado al gobierno a tomar medidas para enfrentar una situación de la cual es el principal responsable. 

Presionado por un país que reclama soluciones y a contravía de la intolerancia y prepotencia que le caracteriza, el gobierno ha propuesto un diálogo que en el fondo busca ganar tiempo y repartir las cargas de la responsabilidad y el costo político de las medidas que se apresta a tomar. No obstante, apostamos a que dicha propuesta se concrete y fructifique en una rectificación del rumbo.
La primera condición es que debe ser un verdadero diálogo nacional del que participen el movimiento sindical, los sectores productivos, las academias y universidades, la intelectualidad, los gremios profesionales, los partidos políticos; en fin, la nación real, diversa y plural que somos.

La otra condición es que debe construirse una agenda de los grandes problemas del país, asumida desde la perspectiva del resguardo de los intereses nacionales y populares.
No debe ser una entente para justificar la devaluación del Bolívar, el aumento del precio de la gasolina, el incremento de las tarifas de los servicios públicos, el aumento de la presión tributaria sobre productores y consumidores, la entrega de nuestra riqueza minera o de nuestras industrias básicas; o sea, no debe ser una trampa para fraguar acuerdos que continúen descargando el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo en general.
Existen opciones distintas a las de un plan de ajustes neoliberal y fiscalista como el que adelanta a cuentagotas el gobierno.
Revisar la situación de Pdvsa y la política petrolera del país, detener el endeudamiento público, reducir drásticamente el gasto militar, combatir la corrupción generalizada, discutir la situación de las empresas básicas, debatir la grave crisis del sistema de salud y hospitalario, revisar la problemática del sistema educativo a todos sus niveles, reformar el sistema judicial y derrotar la impunidad, transformar el sistema carcelario, acometer el desarme de la población y la transformación de los cuerpos policiales.
He aquí apenas una lista parcial de temas para el diálogo, el cual debe convertirse en un gran debate nacional con participación efectiva de toda la sociedad, animado de espíritu patriótico, compromiso social y actitud democrática.

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