6/23/2013 11:11:00 a.m.
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Un país que se ocupa de la educación es un país que se está ocupando del futuro. Si vemos la situación en la que el gobierno nacional ha dejado caer la educación pública, nos quedará claro una vez más que a ellos no les interesa el futuro de los venezolanos, sino el presente de ellos, de los enchufados y de sus cómplices.

No apoyan ni fomentan la educación porque quienes insisten en vivir en el pasado le tienen miedo al futuro, al progreso y a la fuerza que tienen esa libertad individual y cívica que ejercen y exigen los ciudadanos.

El conflicto universitario que ha tenido que vivir el país no es un capricho de los profesores ni de los estudiantes: es una realidad que se suma a la de millones de venezolanos, en la que los errores de Nicolás y su combo han venido a empeorar la tragedia de catorce años de políticas públicas equivocadas.

Y, mientras unos profesores tienen que caminar cientos de kilómetros para hacerse escuchar y dejarle ver al mundo entero que desde Miraflores opera un gobierno hambreador, el enchufado mayor sigue regalando los recursos de los venezolanos a otros países y viajando, cuando nuestros hermanos y hermanas no saben cómo rendir el poco dinero que devengan por uno de los oficios más hermosos del mundo: enseñar.

Los presupuestos y salarios justos para las universidades ya dejaron de ser una realidad palpable para convertirse en algo grave, en un problema de todos los venezolanos, en una emergencia nacional. Y nuevamente en Miraflores esperan a que las crisis se agraven y se conviertan en tragedias para al menos reaccionar, porque no saben cómo gobernar al país. Su única política, su única ideología es ir de emergencia en emergencia, de crisis en crisis, sin resolver los problemas de fondo.

¿Pero qué hay detrás del conflicto universitario de parte del gobierno? ¡Sus ganas de meterle la mano a las universidades! Y proceden así porque simple y llanamente no saben entenderse con quienes quieren ser y son libres.

No les importa si el futuro de miles de estudiantes depende de una decisión sensata. ¿Cuál fue la reacción de las autoridades ante la flagrante violencia que ejercieron sus adeptos contra las universidades del pueblo? El silencio y la complicidad. Darle la espalda a los profesores. Negarse a ver que nos han empobrecido a todos. Y pueden hacer eso porque lo único que les interesa es estar pegados al poder y al billete. Nos aben gobernar: lo de ellos es el pillaje, la irresponsabilidad y la violencia.

Hacen lo mismo con la salud, con la infraestructura, con la vivienda. ¡Y luego se sorprenden y terminan amenazando y engañando a todo un país! O trampeando en las elecciones a todas esas personas a quienes engañaron para secuestrarles su voto —así como le han secuestrados las instituciones—, pero que despertaron y saben que merecen un país mejor que el que pueden darle la manada de incompetentes que siguen jugando con nuestro futuro.

Mantienen su imagen en el exterior a billetazo, a punta de plata y petrochequera. Uan petrochequera, por cierto, que cada vez tienen más empobrecida y les resuelve menos problemas. Mientras regalan fortunas a otros países, se les olvida garantizar una educación superior de calidad.

Van a reunirse con el Papa en el Vaticano, pero se burlan de quienes tienen que formar a los profesionales y especialistas del futuro. Las cabecillas del partido de gobierno son los artífices de políticas mediocres e ineficaces, incapacitados para gobernar. ¿Será que llevan tanto tiempo viviendo de estar enchufados que creen que el futuro de un país se puede construir llenando cada puesto de trabajo con amigotes, primos, yernos, hermanos, cuñados y enchufados en general? ¡Así piensan los enchufados!

Gracias a Dios, los venezolanos ya demostraron que las cosas cambiaron, están cambiando y van a cambiar todavía más. ¡Nicolás todavía no sabe qué hacer con la lección que le dio el país el 14-A! Pero los venezolanos saben lo que pasa en el Consejo Nacional Electoral y conocen las razones por las cuales en el Tribunal Supremo de Justicia se pelotean la responsabilidad de responderle a los venezolanos: no saben qué hacer. Cada salida de Nicolás al exterior es un intento desesperado por ser reconocido, pero sólo le ha servido para poner en evidencia sus principales características como político: la ineficacia, lo artificial de su liderazgo y la ausencia absoluta de un proyecto que incluya a los venezolanos. Y ahora que está entrampado en sus mentiras, y saltando de una crisis a otra, él mismo es su principal víctima.

Ellos están atrapados en el pasado. Nosotros, en cambio, sabemos que para construir el futuro que merecemos necesitamos a cada estudiante, a cada profesor y a cada trabajador de nuestras casas de estudio para que nuestras universidades se conviertan en las primeras generadoras del factor humano que, gracias a las capacidades y las vocaciones convertidas en trabajo, tengamos una vida mejor.

Sabemos que el maestro, el profesor, el docente, es quien tiene la tarea de educarnos a cada uno de nosotros. Por eso el país entero se puso de su lado, como hemos demostrado los venezolanos ante las causas justas. Las universidades son sagradas como es sagrado el futuro de cada uno de los venezolanos. ¡Que Dios bendiga a cada maestro, a cada profesor y a cada docente! Ellos son, sin lugar a dudas, los hacedores del mañana que hemos empezado a construir juntos desde hoy. Voy a acompañarlos siempre, porque ustedes son el mejor ejemplo de alguien que dedica su día de hoy para construir un mañana mejor para todos por igual.

¡Sigamos adelante!

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