El próximo domingo estaremos eligiendo alcaldes y concejales en los 335 municipios del país. Desde los dos grandes polos de la confrontación política se ha querido convertir estos comicios en un plebiscito que evalúe la gestión del gobierno y dirima de qué lado se ubica la mayoría nacional.
Tal propósito luce lógico, a la luz del manto de ilegitimidad que envuelve la presidencia de Nicolás Maduro, como consecuencia de la duda existente en torno a los resultados de las elecciones del pasado 14 de abril, así como de la grave situación económica y social que vive el país.
No obstante, esta estrategia ha devenido con manipulación maniquea, colocando en segundo plano lo que debe ser principal: la necesidad de presentarle a nuestras comunidades los mejores candidatos y candidatas a las alcaldías y concejalías, los mejores programas de gestión para encarar el reto de enfrentar los problemas que padecen y las mayores garantías de administración eficiente y transparente de los recursos de que disponen las municipalidades.En efecto, esta manera de plantear las cosas sintoniza con la polarización existente y termina por convertir los comicios municipales en una disputa entre los del gobierno contra los de la oposición.
Esta trampa maniquea busca cerrarle el paso a terceras opciones, le resta importancia a los problemas concretos en la escala local y coloca en lugar subalterno los méritos y cualidades de los candidatos o candidatas.La posición correcta, a nuestro juicio, es aquella que pondera ambos aspectos de la ecuación política; es decir, la que conjuga el problema político nacional con los de ámbito local o comunitario.
Desde nuestra posición de fuerza popular que no necesita “certificado de buena conducta democrática” para demostrar su consecuencia en la lucha contra la autocracia militarista que nos gobierna, o su compromiso con las transformaciones que el país demanda.
En Vanguardia Popular proponemos votar por luchadores sociales con arraigo en sus comunidades y una trayectoria de lucha que los avale; por quienes encarnan la verdadera unidad, la unidad que trasciende a los partidos y a la oposición misma, para ir al encuentro fraternal con la base popular chavista que hoy navega en el descontento y el desencanto frente al fracaso del proyecto en que creyeron; por quienes son portadores de las mejores ideas para acometer la tarea de transformar sus municipios y elevar la calidad de vida de su gente.
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